Inmersión lingüística, conocimiento y cultura
La importancia de aprender segundas lenguas no es algo que esté ligado únicamente a la realidad presente sino que la necesidad de comunicación y entendimiento entre diferentes culturas por motivos de diversa índole ha existido siempre. Por tanto, podría decirse que el uso de lenguas distintas a la materna data casi desde nuestros orígenes como seres humanos.
+ de 7.000 lenguas
En la actualidad son más de 7000 lenguas las que conviven en nuestro planeta pero no todas ellas gozan de la misma importancia atendiendo al número de hablantes y al ámbito de uso.
No es ningún secreto que el inglés ocupa un lugar preponderante en el mundo y que ese rango se lo confieren factores, esencialmente aunque de forma exclusiva, de índole política y económica. A lo largo de la historia el poder ha sido ostentado por diferentes potencias o imperios, los cuales han impuesto su lengua en los territorios sobre los que ejercían su hegemonía. Por ejemplo, esto ocurrió ya con el latín en el Imperio Romano y con el español durante los siglos XVI y XVII, entre otros. A continuación, Francia tomó el relevo y su lengua se impuso durante mucho tiempo hasta llegar casi a nuestros días. El francés fue la segunda lengua más extendida en muchos países no francófonos por cuestiones, sobre todo, de prestigio social. Hoy en día son todavía muchos los centros educativos en los que el francés sigue siendo una de las segundas lenguas a aprender pero, en la actualidad, por detrás del inglés.
Las lenguas, parte muy importante de la Historia
La Revolución Industrial que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino Unido contribuiría a que su lengua comenzase una expansión casi siempre ligada a aspectos económicos. El presente evidencia que el inglés, primera lengua de los países occidentales más influyentes en la esfera internacional, es el idioma que se identifica con la globalización, con la economía capitalista, con libertades, con avances económicos, con organismos políticos de primera fila y con la ciencia.
Los países no anglófonos sienten la necesidad y la obligación de incluir en sus currículos la enseñanza del inglés si quieren que sus hoy alumnos se conviertan en ciudadanos del mundo. Sin embargo, ¿seguirá siendo el inglés la lengua del futuro?
En busca de una enseñanza de idiomas de calidad
Si bien la necesidad de comunicación entre culturas es indiscutible, lo que ha sido controvertido es la búsqueda de metodologías que contribuyan a procesos efectivos de enseñanza-aprendizaje de segundas lenguas. Esa búsqueda y ese interés por intentar encontrar «la llave maestra» del mejor aprendizaje parten de la premisa de que durante años las lenguas no maternas eran enseñadas de manera sesgada y sin ajustarse a lo que la realidad demandaba: entender y ser entendidos. Es decir, existía la necesidad de lograr una comunicación efectiva en todas las destrezas (escuchar, hablar, escribir y leer, a lo que habría que añadir los contenidos culturales propios de la lengua que se aprende) o lo que es lo mismo, lograr el desarrollo de la competencia comunicativa en todas sus vertientes.
Alcanzar dicha competencia comunicativa no es una tarea exclusiva del alumno sino que empieza por el docente y su formación, algo que durante años ha sido el punto débil de la enseñanza de idiomas. Cabe destacar que, si bien el docente es el responsable de lo que aprenden sus alumnos y de cómo lo hacen, éste debe contar con una logística que le ayude en tan ardua tarea. En este sentido hay que poner de manifiesto que currículos educativos no acordes a la realidad, procedimientos y criterios de evaluación alejados de los fines que se perseguían y la falta de medios han sido factores que también han dificultado la adecuada enseñanza de idiomas.
Este oscuro pasado comienza a transformarse con la aparición de Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas: Aprendizaje, Enseñanza, Evaluación (MCER), el cual ve la luz en 2001. Dicho documento establece la necesidad de formar al alumnado europeo en segundas lenguas con el objeto de fomentar el entendimiento entre los individuos de los diferentes estados miembros de la Unión Europea y, por ende, entre los individuos europeos y de otros países del mundo. El MCER también establece cuáles son las competencias que debe desarrollar un aprendiente de lenguas; cómo determinar y medir los niveles de adquisición de las diferentes destrezas lingüísticas; qué estrategias de enseñanza-aprendizaje se deben y se pueden utilizar con el alumnado; qué tipo de exámenes se pueden plantear en función del nivel de los alumnos y cómo valorarlos atendiendo a unos criterios objetivos.
Desde su aparición, el MCER ha transformado las políticas educativas en materia lingüística de los países de la Unión Europea puesto que unifica los criterios de enseñanza de idiomas y fomenta la formación en diferentes lenguas en aras de lograr un aprendizaje efectivo y un ansiado plurilingüismo (Capítulo 1 del MCER).
España por debajo de la media europea
No obstante, casi un cuarto de siglo después los resultados de España no son positivos si se comparan con los obtenidos en la mayoría de países de la Unión Europea. A pesar de los esfuerzos realizados, la Oficina Europea de Estadística (Eurostat) refleja que España sigue encontrándose por debajo de la media europea y a la cola de países donde la enseñanza de segundas lenguas debería reflejar cierto dominio.
Factores como el doblaje de películas al español, la falta de contacto con las lenguas extranjeras y de práctica de las mismas más allá del entorno escolar, la poca inversión en formación efectiva del profesorado de idiomas, la inexistente evaluación y control con carácter regular del nivel de competencia en idiomas del profesorado, un sistema educativo aún lejos de ajustarse a la realidad y clases con ratios elevadas que impiden la enseñanza efectiva de todas las destrezas lingüísticas en el aula son algunos de los factores que explican por qué España aún tiene mucho que hacer para subir de nivel en el ranking europeo en materia de enseñanza de segundas lenguas
Autor: Juana María Anguita-Acero, Facultad de Educación, UCLM.