Una educación inclusiva de futuro

En el ámbito educativo siempre han existido personas distintas y diferentes. La sociedad y la administración en España, han tenido una atención y respuesta obedeciendo a un conjunto de características sociales, económicas, culturales y educativas de cada época. Es importante para percibir y reflexionar sobre una trayectoria recorrida con avances y retrocesos hacia la inclusión, no exentos de dificultades.

Un cambio de actitud hacia la diversidad

Hablar de inclusión es algo impregnado en nuestro lenguaje y en nuestra forma de actuar. Es algo como “de toda la vida”, habitual, general, normal… Lo más importante de este enfoque es cambiar la mentalidad del profesorado, pues no siempre el discurso de los docentes es acorde a su forma de actuar. Se han cambiado formas de pensar, de priorizar, privar o, incluso, proteger. Han tenido que cambiar actitudes y modos para llegar a tener una atención centrada en una respuesta educativa y no únicamente convertida en derecho, sino también en obligación y deber del sistema educativo ordinario.

En nuestro país, los cambios han sido más lentos que en otros países porque, mientras en el resto del mundo se cuestionaba el modelo de atención en los macrocentros, en el nuestro se estaban construyendo. Fue en la década de los 90 del siglo pasado cuando los cambios se plasmaron en nuestro Sistema Educativo, mediante la promulgación de la LOGSE. Esta disposición vino a modernizar la educación española y a establecer su estructura actual (https://cutt.ly/HhnAcQ9). Su planteamiento comprensivo y diverso, planificaba unos objetivos generales para todo el alumnado: el desarrollo integral, fomentando actitudes de participación y de autonomía en el marco caracterizado por un clima social de tolerancia y no discriminación. Hace 30 años la Ley de Educación dictaba que todos los alumnos/as deberían alcanzar los mismos objetivos en la medida de sus posibilidades y en un marco lo menos restrictivo posible. El término “diversidad” era primordial y su tratamiento se abordaba con diferentes recursos como la posibilidad de realizar adaptaciones del currículo,

la optatividad, la diversificación curricular o los programas de cualificación profesional.

En este camino de igualdad educativa se avanzó hacia la equidad con la Ley Orgánica 2/2006 de 3 de mayo de Educación, con la revelación del concepto de Inclusión Educativa. Es la primera vez que en el entorno educativo aparecía este término. Hasta entonces se había hablado de Integración. Si bien, en un primer momento puede parecer que existe gran similitud entre estos dos conceptos, en la realidad supone un cambio importante en la concepción de la respuesta educativa a la diversidad del alumnado. Si hablamos de inclusión educativa, se refiere al conjunto de actuaciones y medidas educativas dirigidas a identificar y superar las barreras para el aprendizaje y la participación de todo el alumnado y favorecer el progreso educativo de todos y todas, teniendo en cuenta las diferentes capacidades, ritmos y estilos de aprendizaje, motivaciones e intereses, situaciones personales, sociales y económicas, culturales y lingüísticas; sin equiparar diferencia con inferioridad, de manera que todo el alumnado pueda alcanzar el máximo desarrollo posible de sus potencialidades y capacidades personales (https://cutt.ly/LhnOYYW).

En la misma línea se ha abordado este tema con la entrada en vigor de la LOMCE Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa o el actual proyecto de Ley Orgánica por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.

Dar respuesta a las características del alumnado requiere un análisis de los rasgos fundamentales de aquel a quien se enseña, es imprescindible para poder ajustar la enseñanza. El proceso de enseñanza y aprendizaje tendrá éxito en la medida en que el profesorado adecue su intervención a la manera peculiar de aprender que tenga el alumnado. Desde este punto de vista, la individualización de la enseñanza es la meta que todo Sistema Educativo persigue, a la vez que la mayor dificultad con la que se enfrenta.

Afrontar la inclusión educativa desde la administración pública

El entorno educativo debe afrontar la inclusión educativa a partir de las herramientas que nos aporta la administración. Existe una serie de documentos programáticos del centro que permitirán atender a la diversidad del alumnado desde distintos enfoques. En este marco es esencial la colaboración y cooperación de instituciones y agentes educativos para afrontar la educación inclusiva. Pero estamos equivocados si pensamos que ya está todo conseguido, sino que hay mucho trabajo por hacer. Se debe partir de las posibilidades que tenemos como docentes y plantear una intervención que aborde la respuesta a la diversidad a todo el alumnado con una implicación de todos los agentes educativos y una visión de la escuela como una comunidad.

Autor: Óscar Navarro Martínez

Profesor Ayudante Doctor, Departamento de Pedagogía de la Universidad de Castilla-La Mancha